domingo, 19 de julio de 2020




LUCY SMITH: UNA ELEGÍA CRIOLLA

 Es el vals clásico de Abelardo Carmona Zegarra (1910 – 1972), natural de Chincha, compuesto en un momento de gran dolor del pueblo peruano. La composición se realizó después de la sensible muerte de esta artista de la radio (1° de enero de 1950). La interpretación estuvo a cargo del trío Los Embajadores Criollos, “Los Ídolos del Pueblo”,  integrado por Rómulo Varillas, Carlos Correa y Alejandro Rodríguez.

Lucy Smith
¡Qué tristeza y qué dolor,
siento yo en mi corazón!
al saber la desaparición
de la estrella de la radio,
que en vida se llamó… Lucy Smith (bis)

En las alas del misterio
  emprendiste raudo vuelo
la aurora parecía, salpicada de tristezas,
                                               el sol con sus rayos de oro, al cielo se la llevó,
                                               en el cielo hay una estrella, una estrella muy hermosa
                                               que en la tierra deja seres, que no cesan de llorar.

Cuando evocamos este título, solo nos queda afirmar acerca de que existe una gran conexión entre la literatura y la música. El vals "Lucy Smith" es un ejemplo claro de que tiene un hálito elegíaco. La elegía, como sabemos, es la expresión del dolor o sufrimiento por la pérdida de un ser querido. Un caso ilustrativo en el plano musical es la canción “Marinero de sueños” interpretada por Isabel Pantoja en que el dolor de mujer es expresado en hermosas metáforas, pues la “golondrina de luna” (la esposa) queda profundamente desolada ante la partida inesperada del “barco velero” (el esposo, el torero “Paquirri”), que ha cruzado la bahía (la vida) y se ha internado en la dimensión de la muerte. Esta dolorosa historia –sin dudas– es expresada a través una bella  imagen poética.

Lucy SmithEn nuestros valses criollos hay algunos ejemplos elegíacos en reconocimiento a algunos personajes que partieron a la dimensión desconocida y que han calado profundamente en el alma popular. Un caso muy sentido es el vals “Murió el Maestro” del compositor Pedro Espinel  quien     –además de haber sido compadre de Felipe Pinglo Alva– le rinde un muy sentido homenaje al “genial intérprete”: /Murió el maestro sin par/hoy por ti ha de llorar/la bohemia criolla/. Un vals con énfasis en lo valorativo y descriptivo del legado de nuestro bardo criollo. Por otro lado, –dentro de la misma óptica criolla– figura la composición “Al Maestro” de Pablo Casas Padilla, pero ofrendada a Alejandro Villanueva, muy amigo del autor. Un vals que traduce la “hazaña infame” del destino  que ha segado la vida de un gran futbolista por lo que /este cruel recuerdo/en la mente queda/Alejandro Villanueva/nuestro amigo fiel/. De esta manera, han quedado inmortalizados dos grandes íconos de raigambre popular.

En este mundo elegíaco se inserta “Lucy Smith”, un vals que rescata la historia trágica  de una joven  artista de la radio. Su autor, Abelardo Carmona Zegarra, pone en evidencia que el lenguaje no solo encierra denotación, una realidad, sino también connotación, es decir, emoción y sentido figurado; este último rasgo  –con diversos matices– es frecuente en nuestros autores, en especial en el numen de Felipe Pinglo Alva. Dentro de esta concepción, Abelardo Carmona ha dado un matiz poético a "Lucy Smith"; él juega con un léxico consabido en los temas elegíacos: dolor, tristeza, corazón, lágrimas, muerte, y algunos otros términos. Y lo original, lo particular, del estilo de los autores está en cómo traducen esos sentimientos en construcciones figuradas. En nuestro análisis, el bardo chinchano –en el tema que nos ocupa– parte de una consideración personal para finalmente convertirla en un dolor colectivo:/Qué tristeza y qué dolor/siento yo en mi corazón/al saber la desaparición/…/. En realidad, son solo dos estrofas en las que se condensa esa simbiosis entre fondo y forma. El estilo lírico se va engalanando con metáforas: /en las alas del misterio/emprendiste raudo vuelo/; animismos: la aurora parecía salpicada de tristeza  /el sol con sus rayos de oro/al cielo se la llevó/; epíteto: /en el cielo hay una estrella/una estrella muy hermosa/, para concluir en una hipérbole colectiva: /que en la tierra deja seres, que no cesan de llorar/. En suma, el lenguaje en sí es aparentemente simple, pero ha sido muy bien condensado en esas imágenes poéticas. El tono es patético, aunque no con la gravedad lorquiana como en “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, pero sí resaltamos que la voz de Rómulo Varillas y las guitarras de Carlos Correa y Alejandro Rodríguez han puesto un sello indeleble a una de las elegías más hermosas del vals peruano. 

Autor: Eugenio Magallanes


domingo, 4 de diciembre de 2016

PABLO MARCOS: UN ORGULLO PARA ALTO LARÁN

“Mi padre se llamaba  Pablo Marcos y mi madre María Ortega”.

Así empezaba la confesión de un altolareño  que dejó  la hacienda Larán hacía más de setenta años. Tal vez era un Juan Preciado que volvía en pos de sus raíces, para saber de dónde venía: ni más ni menos como el personaje de Juan Rulfo de la obra Pedro Páramo.
Nació en la Hacienda Larán en 1937. Vuelve después de más de 70 años en búsqueda de sus raíces.
“Mi padre era chofer y en ese tiempo maneja el tractor de la hacienda. Conmigo éramos cuatro. Mi papá y mi mamá decidieron ir a Lima a tratar de conseguir una vida mejor. A los años nacieron mis otros dos hermanos. Yo tenía alrededor de cuatro años cuando esto sucedió.
Le doy el nombre de mis hermanos: Gloria, Berta, yo, Manuel, Alfredo y Qswaldo. Mi hermano Alfredo es también artista y caricaturista político del diario Correo, firma así: Alfredo.
Si necesita más, me escribe.
Saludos
Pablo Marcos”.
Era el año 2015. El amigo Víctor Campos me dio el dato:  Pablo Marco había nacido en Larán. Por eso le escribi de inmediato a Colombia. Y tuvo la gentileza de contestarme.

Sus historietas se difunden por todo el mundo. Especialmente  las de Marvel. Es creador de Cona el Bárbaro
¿Quién es nuestro personaje? Uno de los más grandes dibujantes del Perú a nivel internacional. Si ingresamos en el mundo mágico del Internet, veremos  la frondosa información que existe sobre él. Y lo que nos enorgullece es que declara haber nacido  en Larán (es el primer dato que aparece). En ese mundo de lamperos, tractoristas, de burros y caballos, en que en las reminiscencias  de niños nos vemos caminando sin zapatos y transidos de un horizonte incierto.
Pablo estuvo con nosotros el jueves 17 de noviembre del 2016. Me escribió diciéndome que estaría en Chincha, venía con su esposa.  Por tal motivo,  me desplacé al sur en compañía de mi hermano Víctor. Allí lo encontramos, en la Plaza de Armas, y como siempre, rodeado de periodistas, algo que ya había ocurrido en Lima.

Sus primeras palabras fueron: “El pueblo de Larán es bonito, pero qué pena me da el de la hacienda”. Se había sumido en el mundo fantasmal de Comala. Yo también comparto su apreciación.

Pablo estudió en el Bartolomé Herrera y en la Universidad de Lima. Ha trabajado para los diarios La Prensa y Expreso. Hacia 1967 viaja a México y presta sus servicios artísticos en la editorial Novaro. Hacia 1970 estará en Nueva Yersey. Su amigo Brodsky lo lleva a la famosa empresa Marvel en donde deslumbrará por la magia de sus cómics y series de “Capitan Britania”, “Vampires Tales”, pero su creación emblemática es “Conan el Bárbaro”. También supieron de su arte “El planeta de los simios”, “El agente 007”.


Por otro lado, también ha trabajado para la empresa Wadman Publishing Creat Ilustrate Classics (1990-2000). Allí deslumbrará con “Las minas del rey Salomón”, “El hombre invisible”,  “Los viajes de Gulliver”, entre otros.

La juventud lo recibió cálidamente en el colegio Ciro Alegría. Es un ícono para viviente.
Este es el Pablo Marcos -quien,  dentro de su sencillez y cordialidad- aceptó volver  en ese mismo instante al distrito de Larán. Nos acompañó con su esposa y amigos.  Lo llevamos al Colegio Ciro Alegría. Era muy importante su contacto con la juventud, como un hermano mayor.
Fue recibido por profesores y alumnos. Ingresó a una de las aulas y les habló a los jóvenes. Después, cogió una tiza y ante un gran silencio y expectativa  fue esbozando un dibujo. Nadie intuía de quién se trataba. De pronto concluyó: ¡Era El hombre araña¡ ¡Y todos sonrientes y alegres aplaudían¡ Vinieron después las fotos, los comentarios, la  promesa de que pronto volverá.
La calidad humana  de Pablo Marcos es admirable.  Es una leyenda viva del arte contemporáneo. Es el maestro de los cómics del terror,  la fantasía heroica y los superhéroes. Los niños y los jóvenes de Larán tienen  en él un referente. Su figura silente engalana el eglógico verdor de la campiña altolareña.


lunes, 21 de noviembre de 2016

Reseña histórica del vals Mi Larán querido

En el transcurso de la historia, todos los pueblos suelen cifrar sus sueños y esperanza en hermosas canciones. En sus letras se impregnan sus alegrías, tristezas, rebeldías. ¿Qué sentirá un jalisiense cuando canta a todo pecho ¡Ay, Jalisco, no te rajes? ¿Qué sentimos nosotros, los peruanos, cuando cantamos  “Contigo Perú”? De hecho, nos invade una emoción muy profunda, que nos arraiga a la tierra donde hemos nacido.
Esta pequeña reflexión viene al caso  cuando nos referimos al vals “Mi Larán querido”, que ya frisa cerca de 30 años y que ya forma parte de nuestra historia e identidad cultural. Sin embargo, muy pocos lo conocen o entonan sus letras.

A Dios gracias, contamos con la versión autorizada de un altolareño, oriundo de “La tierra del eterno sol”, vecino nuestro, y  que tal vez  la juventud muy poco conoce: Adolfo Timoteo Yataco Lévano. Lo encontré descansando en su plácido hogar, lo entrevisté, y esta es la historia que me contó.
Adolfo Timoteo, el famoso “Peñón”, primera voz de Los Montesinos que ha perennizado Mi Larán querido


Corrían más o menos los años de 1984 – 1985, tiempo en que  regresó de Lima, y se afincó definitivamente en Larán. Por entonces, llegaba a su casa el guitarrista criollo, Pedro Tasayco Pachas quien era familia de su esposa. Esta amistad se fue consolidando especialmente los fines de semana –en el famoso taller de mecánica de “Peñón”- y, en los almuerzos  domingueros -amén de la buena cachina que traía don Pedro- se entabló una química musical: Pedro tocaba y Adolfo Timoteo cantaba. A ellos se une la segunda guitarra de Salvador (el popular “Cochinito –”) y se afianza el trío Montesinos, grupo criollo muy conocido  dentro y fuera del ámbito de la provincia de Chincha.

El entusiasmo los embargó y
  la llevaron al pueblo. Los ensayos se realizaron en Radio Chinchaysuyo, gracia al gran apoyo que recibieron de Juan Córdova, el patrocinador. Esta emisora quedaba entonces en el pasaje Lastenia Raffo de Cabrera, al lado de la iglesia de Santo Domingo. La canción fue cantada en la víspera de un aniversario de Larán, un 28 de enero, ante el entusiasmo de los pobladores.
Refiere Adolfo Timoteo que un buen día, el maestro Pedro Tasayco le manifestó su deseo de componer una canción para Larán, pues además lo había hecho para otros pueblos. Ello fue de buen agrado para nuestro cantante quien le proporcionó incluso algunos datos. Al cabo de un tiempo, el bardo Pedro Tasayco le comunica a Adolfo que ya estaba la canción. Efectivamente, con los trinos de las guitarra y la voz criolla de Adolfo van aflorando  los nombres  de algunos lugares muy conocidos de nuestro distrito y la idiosincrasia étnica de los fundadores: los Magallanes, Vilca, Aburto, Carrillo… y así van desfilando con mucho entusiasmo, descriptivamente, Portachuelos, la huaca de los Ramos, Conta, Huampuyo, La Cuartilla…; figuras como “Pitín” Zegarra o el compositor Abelardo Carmona. Luego, fueron afinando ritmo y melodía, y salió a la luz “Mi Larán querido”.

Déjeme que le cante a mi Larán querido,
La tierra de los Vilca,   de los Magallanes, y de don Román.
También de los Aburto, los Chávez y Carrillo,
La huaca de los Ramos, y de la vieja hacienda
Todo es mi Larán.
Y de “Pitín” Zegarra, y de Abelardo Carmona,
La tierra del Inca, como fiel testigo,
por siempre estarán.

En Larán se alegran, allá en Portachuelos
cuando fluye el agua, viniendo por Conta
Pasando por Juncal;
Huamampali riega, machaca Huampuyo,
Y hasta La Cuartilla florece mi valle
Como bendición.

Y  el  pueblo se alegra, sonríen los niños,
Del pueblo escucha que me gritan                                                   
¡Arriba Larán!


Pasaje Lastenia Raffo de Cabrera. Al lado izquierdo quedaba la radio Chinchaysuyo, lugar donde Los Montesinos ensayaron Mi Larán querido.

 



“Mi Larán querido”, es pues, una canción emblemática de nuestro pueblo: su ritmo y su letra serán imperecederos pues forman parte sustantiva de nuestro acervo cultural. Gracias a la inspiración del maestro de Dos Puentes, Pedro Tasayco Pachas (autor de otras obras como “Arriba Chincha”, “Chinchano talón rajao”), a Salvador,  y nuestro coterráneo, Adolfo Timoteo: el trío Montesinos.
Una línea muy especial para “Peñón”, Adolfo Timoteo -con todo el respeto-  quien nos llenará de sentimientos y añoranzas, más aún cuando nos encontremos lejos. Todos pasaremos, pero tu voz seguirá alimentando los corazones de las futuras generaciones.   

Autor de la nota: Eugenio Magallanes Vilca

Fijo (Lima): 01  425 60 14

domingo, 26 de octubre de 2014

La acequia de Larán

Heródoto decía que Egipto era un don del Nilo, y con justa razón por su acción vivificante. De igual manera, yo diría que Larán es producto de la bendita acequia que señala uno de los hitos, pues hacia el oeste es uno de los perímetros del área de la población. Pasado el puente de palos de José Vilca, empieza el verdor de las chacras de los  compañeros. Tú te paras en uno de los montículos y te extasías oteando el vasto panorama de un paisaje que se pierde en lontananza: aquí y allá los sembríos de maíz, de algodón, de frijol, platanales, espárragos, higueras; flores moraditas, blanquitas, amarillitas, como pendientes de niñas enamoradas;  los chánguanos, los sauces, las higuerillas que, de vez  en cuando, se levantan majestuosos y muestran sus faces de un variado color vegetal. En medio  de este verdor, aparece la hacienda Larán con sus chimenea enhiesta desafiando el tiempo, sus paredes de adobe y  una que otras casas que  dan señales de vida; más allá, el hilillo de un río que languidece los más de los meses, pero que torna a la vida en verano.  Si oteamos hacia la derecha, divisamos la huaca de los Ramos y el verdor se pierde en lontananza con el mar.
La acequia viene de arriba, de la bocatoma de Portachuelo,  una vertiente del río Chincha,  y luego baja pasando por Huamampali, la cabecera se Santa Ana y da vida el pueblo de Huampullo, un pago colonial de parcelas familiares en que reverdecen los platanales, las guanábanos, el panllevar, algunos viñedos y manzanares. Así va discurriendo, siempre acariciando los carrizales, juncos, sauces misteriosos y ciruelos encantados.
La acequia, luego de escabullirse por debajo del puente de cemento, ingresa matriarcalmente pincelando las laderas  del pueblo. En otros tiempos, era el paraíso de los niños quienes se bañaban como Dios los trajo al mundo, cargados de inocencia y con una alegría que le cantaba a la vida.
En otros tiempos, el pueblo de Larán solía cuidar mucho su acequia, En un jornada comunitaria -como una tradición de las mitas incaicas- los "compañeros" altolareños y del pueblos limpiaban  responsablemente este símbolo de vida. Hoy, es un llamado de una voz que languidece hace cerca de sesenta años.

domingo, 19 de octubre de 2014

Los negritos de Larán

Una de las grandes tradiciones del distrito de Alto Larán se vincula con la presencia de Los negritos. Estos, como se recuerda, tienen más de 80 años y están vinculados con el asentamiento de los primeros  pobladores que llegaron a la entonces ranchería Chancay (dato proporcionado por Armando Yataco, el popular "Manco").

Los negritos es un conjunto de bailarines en que participan personas adultas y también niños. Indudablemente, es una tradición importada de los Andes. La diferencia notoria es que en la versión andina tiene más que todo un carácter jocoso, burlesco, a fin de recordar la presencia afroperuana en los pueblos de la sierra. Así por ejemplo, en Huánuco, ellos usan máscaras negras grotescas y los labios son verdaderos belfos rojos para destacar una bemba reisible; además, usan una especie de cascabeles en las rodillas y unos chicotillos para asustar a los espectadores.

En Larán, la aparición de los negritos se remonta a los albores de la formación del pueblo, es decir, cuando  fue una ranchería de pocos pobladores. Según la referencia, se sabe el primer hatajo de negritos vino de Huampullo. Fueron los hermanos Pedro y Valeriano Yataco Huasasquiche quienes en Nochebuena alegraban el pueblo de Alto Larán. Ellos venían cantando por todo el camino a la luz de la luna y a lo lejos se reconocían sus cantos. Al respecto, recuerda Manco que él también bailaba. Quienes oficiaban de caporales eran Felipe y Alberto Ramos, también Eugenio Aguirre García. Los mayordomos que apoyaban estas iniciativas eran Juan Aguirre, Pelayo Chumpitaz, Matías Véliz, entre otros.

La historia refiere que cuando los hermanos Valeriano y Pedro ya no sacaban el hatajo, fue doña Jacinta Jacobo -de Larán- quien formó su propio hatajo para el deleite de los altolareños. Como recordamos, ella es madre de Máximo Pachas, Juan Pachas, Flora Mendoza, Isaías Magallanes.

Este espíritu contagió a otras connotadas personas de nuestro pueblo y aparecieron otros hatajos como el de los hermanos Camacho; en Huamampali, el de don Pedro Villa. Igualmente, en La Calera, el de Ismael y José Yataco, y de Juan Aburto.

Este sentimiento de los negritos lo continuaron otros por muchos años. Bailaron solo por alegrar a un pueblo de jornaleros y parceleros de la hacienda Larán. Lo encomiable es que ellos sabían celebrar la Navidad con mucho recogimiento y alegría. Hasta ahora nos viene a la memoria esa voz de mando de un Jacinto Vilca, la destrezas de danzantes como Julio Yataco, Paulo Sotelo, Vicente Carrillo. Y qué altolareño no rcuerda a Papí, ese negrito lindo que nos deleitaba con sus "relaciones" y ocurrencias llenas de ingenuidad y alegría, y que nosotros -los niños- y los adultos, festejábamos con grandes carcajadas. El fue el cierralíneas en las mil y unas jornadas de negritos, por muchos años, hasta que el buen Dios se lo llevó al cielo.
y
Otro personaje, digno de recordación, es Alejito Mendoza quien dio magistrales pinceladas en la danza de los negritos. Él también fue bailarín y después caporal. Y por un largo tiempo mantuvo la tradición de los Mendoza. Su hatajo, como era costumbre, visitaba cada casa de la aldea encantada - casas de carrizos o adobes- en que se compartía amor, butifarra y chicha de jora.

Actualmente, la posta la tiene su hijo Pedro Alejandro Mendoza Magallanes, y como él mismo lo manifiesta, lo  hace "por ser una tradición de familia" y en memoria de su querido padre. También empezó como bailarín y  luego caporal. A partir de 1996 -a la muerte de su padre- acompaña con el violín.

Así por ejemplo, en el año 2004, en este hatajo se han venido desempeñando como caporales Vicente Mendoza Lévano  y Pablo Vilca Mendoza. L Además, los danzantes son Pedro, Paul, Alaín y Mariela Mendoza (hijos). Además, José Magallanes Ramírez, Jesús Magallanes Vega, Eduardo Espinoza Magallane; Juan Monserrate Yataco ("el abuelo").

Actualmente, los negritos de ALEJANDRO MENDOZA TASAYCO-ALTO LARÁN, está compuesto de la siguiente manera:

-Violinista: Pedro Alejandro Mendoza Magallanes
-Caporales: Pablo Vilca y José Antonio Mendoza Magallanes
-Pastores: Jorge Mendoza Magallanes, Andrés Achic Mendoza, Estefan Magallanes Pachas, Alexi Puma Magallanes, Andrés García Vega, Nicolayev del Piero Muñante Mendoza, Walter Lévano Mendoza, Milagros Mendoza Sulca,Alexandra Mendoza Sulca, Geral Vilcapuma Ramírez, Francisco Vilcapuma Ramírez, Reynaldo Vega Tasayco.

Este hatajo ha paseado su arte en varios eventos regionales, tanto en Chincha como en Ica. Realizó una gira por Chimbote y llegó a Tambo Real, cuando era administrador. Claudio Tay. Tampoco debemos olvidar que en la Final del Concurso de Zapateo Chinchano-2010 CORAZÓN PERUANO -Canal 7, dirigido por Cecilia Barraza,( evento que se realizó en el atrio de la iglesia de Santo Domingo)  el gran violinista oficial que acompañó a los zapateadores, fue Pedro Alejandro Mendoza Magallanes . Y cuando Cecilia le preguntó que de dónde era, él respondió del DISTRITO DE ALTO LARÁN. Gestos como estos nos debe llenar de orgullo pues la imagen de nuestro pueblo se hará cada vez más conocida.

Por eso, desde estas páginas, invoco a mis hermanos altolareños y autoridades, a que apoyen a los negritos,
porque -como dijo Vallejo- "Todo acto o voz genial, viene del pueblo y va hacia él".



Historia del fútbol de Larán

BREVE HISTORIA DEL FÚTBOL EN ALTO LARÁN

EL CONTEXTO

Uno de los acontecimientos más hermosos que nos viene a la memoria, es el fútbol en el  actual distrito  de Alto Larán, provincia de Chincha. Pero estos recuerdos están íntimamente ligados a la historia del pueblo que en sus inicios fue una ranchería (Ranchería Chancay, según nos refirió Armando  Yataco. "Manco"), y que después se llamaría la Villa Alto Larán. Con el correr de los tiempos -y gracias al tesón de sus pobladores- sería lo que es ahora: el distrito de Alto Larán (creado por ley, el 29 de enero de 1965, durante el gobierno del Arq. Ferando Belaunde Terry).

Contextualizando la historia,  en la época de este caserío, el poblado contaba a duras penas con una escasa población de 198 habitantes, tal como lo hemos referido en otros artículos. Algunos de  ellos jornaleros o parceleros de la hacienda Larán; otros, arrieros portadores de productos agrícolas; repartidores de pan, y algunos visitantes del pago de Huampullo, de igual quehaceres. Estos personajes, luego de la pesada jornada diaria, le robaban tiempo al tiempo a fin de practicar el deporte de origen inglés: el fútbol. En las horas de la tarde -a partir de las 4.oo p.m.- se congregaban para entrenar y pactar encuentros amistosos. El escenario tradicional era la  Cancha deTierra que con su desnivel y traicioneros cascajos los retaba a una lucha sin cuartel, mientras que el Piedrón, majestuoso, los contemplaba calladamente. A la caída del sol, luego de combatir como los "Reyes rojos" de Eguren, sudoroso, recogían sus ropas y se sumergían en las tiernas aguas de la acequia o en las bondades de las bateas de madera.

LA VIEJA GUARDIA

Corresponde a la primera generación y está encarnada en los hijos de los fundadores del pueblo. Ellos empezaron a practicar su deporte aproximadamente hacia 1920. Larán era por entonces un caserío de tierra con casas de quincha, sin luz eléctrica. Sus pobladores vivían del cobro  de sus jornales de los días sábados, de su emoción dominguera y de sus fiestas patronales. En lo deportivo, los hombres  -imaginando a sus ídolos de Lima- disfrutaban de sus domingos deportivos. Era un lujo jugar con  pelota de cuero. de blader con pichina, y pasadores. Un fútbol macho, festivo,  pero de gran  fraternidad. 

Fue una afición muy arraigada en las generaciones de los hombres de Larán. De hecho, lo que marcó esta gran afición por el fútbol fueron los ecos de las figuras lejanas de la capital. Por entonces, de los clubes de la liga de Lima llegaban noticias de Alianza Lima, Universitario de Deportes, Círculo Deportivo Italiano, Sport Boys, Ciclista Lima, entre otros. Como dato ilustrativo, recordemos que el Sport Alianza (hoy Alianza Lima)  se fundó en 1901, con el entusiasmo de jóvenes trabajadores de una caballeriza en La Victoria.  

Es de imaginar que las pocas veces que se leía El Comercio, en la parte deportiva, emergían deslumbrantes las imágenes de un Lolo Fernández en un salto felino; las atajadas espectaculares del "Mago" Valdiviezo; los "dribling" endemoniados de don José María Lavalle o la habilidad de un chalaco como  "Campolo" Alcalde . Ese interés popular por el deporte -al parecer- se avivó con la participación de la selección peruana en las Olimpíadas de Berlín en 1936. Como se recuerda, el Perú a pesar de haber ganado a Finlandia por 7 contra 3 (con cinco de Lolo Fernández) y a Austria por 4 contra 2, se  retiró del evento por el atropello e injusticia de la FIFA y el Comité Olímpico. Este tema fue motivo de largas conversaciones, y por mucho tiempo, en la afición altolareña, especialmente en las tertulias nocturnas en los tambos del pueblo. 

Al embrujo de esos jugadores fenómenos del Estadio Nacional, de las graderías de madera, posiblemente el arquero Jesús Vega se creía un  Carlos Ganoza, "El Pez Volador"; Ciprano Magallanes quería emular al férreo defensa  Arturo Fernández;  o Elí Joya, "Chaparro", con sus clásicos "cachazos" (de espalda, en el suelo, introducía mágicamente la pelota en el arco), creyéndose un "Manguera" Villanueva. A ellos se sumaron otros entusiastas jugadores como Vicente Magallanes, Paulino Quispe, Justino Vilca, Benjamín Estrella, Raúl Torres, Manuel Magallanes, Gustavo Magallanes, José Yataco, y otras "estrellas" de la primera generación que dieron colorido al incipiente pueblo de Larán. 

LA GENERACIÓN-PUENTE
La denominamos así porque tuvo un perfil propio y que también se conectó con la siguiente generación mucho más  joven, pues incluso jugaron con ellos en ciertos equipo. Es el caso, por ejemplo, de Alejo García. Nuestro querido Alejo jugó en el Castilla con Sabino Ortiz y Eugenio Coello y muchos otros muchachos. En esta generación podemos a incluir, además, a  Julio Pachas, Antonio Ramos, Rigoberto Vilca, Ángel Ciudad ("Ñito"), Enrique Ortiz, Chengo, Ernesto Vilca Quispe, José Vilca ("Chito"), Rolando Magallanes, y otros tantos que obnubila la memoria. Aquí, de lo que se trata es exhibir a aquellos personajes que también hicieron historia en el vivir diario.



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domingo, 11 de noviembre de 2012

LOS NEGRITOS DE LARAN


Atajo de negritos

Los atajos de negritos son conjunto de danzantes –originariamente varones– que ataviados de una  manera singular bailan en la fiesta de Navidad. Su número puede variar aunque regularmente son un promedio de 15: 1 violista, 2 caporales y 12 pastores.

Según la musicóloga Chalena Vásquez Rodríguez se les llama negritos no por el color sino en alusión a los árabes o moros (no bautizados), de fuerte influencia en la cultura española. Históricamente, en la danza confluyen la cultura española (el culto al Niño Jesús, los villancicos), la indígena por su melodía pentafónica y la africana (los zapateos, canciones de protesta). Sus integrantes pueden ser mestizos, cholos, zambos, negros. Actúan en Navidad y en la fiesta de la Bajada de Reyes (hoy acentuado en Grocio Prado, en homenaje a la beatita Melchorita).